Rocío Viveros, la primera de todas
- Kuña Sports
- 19 mar
- 4 Min. de lectura
En este especial por el Día de la Mujer Paraguaya recordamos a la taekwondista Rocío Viveros, la primera mujer paraguaya en ganar una medalla de oro en una competición de rango olímpico.

Por Laura R. Morel.
Y si este especial por el Día de la Mujer Paraguaya se trata de rendir homenaje a las pioneras del deporte paraguayo, cómo no recordar a alguien que puede decir -con todas las letras-: “Soy la pionera, soy la primera que…”
Hablamos de Adriana Rocío Viveros González, quien en los V Juegos Suramericanos Valencia 1994 se convirtió en la primera mujer paraguaya en ganar una medalla de oro en una competición de rango olímpico.
“Esos Juegos Deportivos Sudamericanos son históricos para el Paraguay, porque fue la primera vez que una mujer, oriunda de este país, deportista de nuestra nación, llegó a lo más alto de un podio olímpico. Llámese Juegos Olímpicos, Panamericanos, Odesur, Bolivarianos, De Playa, Juveniles, de la categoría que fuere… Nunca antes había llegado una mujer a bajar de un podio con un oro colgado al cuello. Ese merecimiento singular, histórico, esa gesta deportiva, la alcanzó la señora Rocío Viveros”, resaltaba Pedrito García cuando la presentaba un par de años atrás en una charla con los alumnos del Círculo de Periodistas Deportivos del Paraguay (CPDP).
Habían pasado solo semanas del final de los Juegos Odesur Asunción 2022, en los que Paraguay no solo fue anfitrión por primera vez, sino que las mujeres fueron las grandes protagonistas al darle al país la mayor cantidad de medallas (30 de las 48, 6 de las 8 preseas de oro).
En #ASU2022, el Team Paraguay lograba una histórica marca de preseas, superando las 30 ganadas en Cochabamba 2018. En Venezuela, en aquel 1994, Rocío contribuyó a que nuestro país alcance su mayor cosecha de medallas y de doradas hasta entonces: fueron 12 en total, 3 de ellas de oro y la primera dorada de una representante nacional femenina.
“Para el país fue una gran sorpresa que trajo mucha alegría. Por tal razón, el recibimiento fue grato y reconfortante. El haber logrado eso en un deporte tan competitivo como el taekwondo fue una hermosa experiencia. En ese momento no fui Rocío, sino Paraguay. Es algo que nunca se olvida”, recordaba en una entrevista a El Nacional hace unos años.
Cuando Rocío compitió en Valencia 1994 tenía solo 14 años y ya llevaba la mitad de su vida entrenando bajo las indicaciones de su padre Julio Viveros, quien largó su carrera de futbolista para dedicarse al taekwondo. Abrió su academia en casa y sus primeras alumnas fueron sus hijas, Rocío y su hermana mayor Paola, medallista de bronce en los Juegos Panamericanos Mar del Plata 1995.
A los 13 años, Rocío llegó a la selección paraguaya con la experiencia de haber competido en diversos torneos nacionales y regionales (Brasil y Argentina). Odesur sería su primer desafío de carácter olímpico.
¡Y qué manera de estrenarse en tamaña competencia!
En Venezuela, con todo el público en contra, le ganó en la final de la categoría hasta 51 kilogramos a la taekwondista local y escribió su nombre en la historia del deporte paraguayo.
Sin embargo, no pudo celebrarlo como merecía, pues apenas tres compatriotas suyos presenciaron esa histórica final: su entrenador, el médico de la delegación y el periodista Pedrito García.
“Anteriormente, al que competía ya le mandaban rápido a casa. Esa vez tuve el privilegio de tener alguien que corrobore mi acción, porque en ese entonces no teníamos ni cámara. No tengo ni una sola foto de ese evento. Se había robado, recuerdo, de ida en el avión”, recordaba en la charla con los alumnos del CPDP, a quienes confesó que incluso el viaje de vuelta a Paraguay fue para el olvido: “Ya no estaba mi entrenador principal, mi papá, ni mis compañeros, porque era la última en competir. Triste, porque me vine sola. Sinceramente estuve sola, y eso es algo que te trabaja psicológicamente”.
Pero tras ese histórico oro siguieron más éxitos, como medallas sudamericanas, campeonatos nacionales, otro podio en Odesur (1998) y hasta primeros lugares en un campeonato nacional de Estados Unidos.

Se retiró inicialmente en el 2004, con apenas 24 años, se dedicó a otras actividades y a formar su familia junto a Hernán Vargas. Su pequeña Nahiel, hoy toda una adolescente, está siguiendo sus pasos y hasta entrenan juntas. Porque como siempre -o casi siempre- se vuelve al primer amor, Rocío volvió a entrenar y hasta sintió un deseo intenso de integrar el Team Paraguay en Odesur 2022.
Eso fue hace poco más de dos años, cuando todavía reconocía que le costaba “dimensionar la importancia” de lo que logró en 1994. “Hasta hoy, si me pongo a analizar y pensar que soy la primera medalla… En ese momento, obviamente no (dimensionaba). De hecho no sabía que era la primera y tampoco a esa edad. Pero a lo largo del tiempo, que uno se pone a analizar, realmente ahora le doy más importancia a eso. Que fui la primera medalla (femenina) de oro”, reconocía.
No sabemos si -como dirían muchos- “ya te cayó la ficha”, querida Rocío. Tal vez sea porque no se valoró lo suficiente, lo que realmente correspondía, tú histórica conquista. Pero al menos nosotras, desde Kuña Sports, queremos reconocerte, rendirte homenaje y, sobre todo, decirte: ¡Muchas gracias, pionera!
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